Costa Rica cuenta con dos aeropuertos internacionales. Por un lado está el Juan Santamaría (SJO), situado en Alajuela, a 18 kilómetros la oeste de San José, capital costarricense. El otro es el Daniel Oduber (LIR), en Liberia. Nosotros recomendamos volar al primero, al cual llegan varias compañías aéreas.
Con Iberia encontraremos incluso vuelos directos de algo de algo más de 10 horas de duración. Otras aerolíneas llegan a este destino previa escala así que paciencia, libros, música y buena compañía para que el trayecto sea lo más confortable y llevadero posible.

La capital costarricense es pura vida, una urbe cosmopolita y llena de movimiento, con todo tipo de servicios para atender al turista como merece. Hoteles, restaurantes, centros comerciales y tiendas. Por supuesto, una interesante oferta cultural para conocer mejor sobre el país en el que vamos a pasar estos 10 días.

En la lista de visitas obligatorias (casi, ¿eh?) está pasear por el barrio de Amón, que mantiene la esencia de la época colonial del estado; los mercados, tanto el Central como el Borbón, la mejor manera de mezclarnos y tomar nota de las costumbres y maneras de los locales; merece la pena conocer el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, el Museo Nacional de Costa Rica y el Teatro Nacional, entre otros.

Es uno de los 27 parques naturales que hay en Costa Rica y es probablemente uno de los rincones biológicamente más intensos del planeta. Está en la Península de Osa, en la provincia de Puntarenas. Alberga 13 ecosistemas principales, de arboledas de palma a pantanos, bosques lluviosos de tierra baja y manglares pantanosos.
En estos conviven todo tipo de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces. ¿A quiénes podremos ‘saludar’ por aquí? Al Lapa Roja, el Quetzal Resplandeciente, el Tapir –¡ojo! el mamífero terrestre más grande de América Central y del Sur– o al célebre sapo arbóreo ojos rojos.
Pumas, jaguares, cocodrilos, tortugas marinas… Se puede descubrir a pie, siguiendo algunos de sus senderos señalizados. Ya puestos, llegados a la zona suroeste de Costa Rica, no podemos regresar a casa sin llegar a la Isla del Coco, otro parque nacional (de aquí en adelante PN) que se alcanza a 480 kilómetros de Puntarenas. Desde 1997 está considerada Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.
Se organizan excursiones en barco y es posible sumergirse para ver sus fondos marinos y sus espectaculares cuevas submarinas.

Nos situamos en el área del Pacífico Central de Costa Rica para dirigirnos a otra de las experiencias naturales más hermosas que nos depara esta escapada. Pasemos por Puerto Limón, una ciudad singular en la que alrededor del 90% son mestizos.
Bulliciosa y tentadora, invita a perderse por sus mercados al aire libre, recorrer su casco histórico y pasar un rato de descanso en el parque Vargas, un paraje en los que las palmas y los Ficus se apoderan del paisaje, con perezosos saltando de rama en rama.

Como apuntábamos al comienzo, aquí hay que dedicar tiempo a Tortuguero, que se conoce como “el Amazonas de Costa Rica”. ¿Será por sus once hábitats naturales? ¿Por sus 2.000 especies de plantas y 400 de árboles? Toma un coche o únete a una excursión organizada. Está a 80 kilómetros al noreste de Limón y se extiende por tierra y por mar.
Es especialmente célebre porque es escenario del desove de la tortuga verde y es hábitat natural en el que conviven tortugas terrestres, cocodrilos, crustáceos, el manatí y numerosos peces de agua dulce. Estos entran, salen, danzan y viven por sus canales y lagunas navegables.

La época del año especialmente propicia para presenciar este espectáculo es entre julio y octubre, así que ya sabéis algo a tener en cuenta a la hora de elegir la fecha para esta ruta de 10 días por Costa Rica.

Cuarta provincia en la que ponemos pie. Cartago fue capital de Costa Rica hasta que en 1732 despertó de su letargo el amenazante Irazu, uno de las alrededor de 200 formaciones volcánicas identificadas en el país –100 de ellos siguen activos.

Cómo pasar por aquí y no acercarse a Irazú, que da nombre a otro de los PN costarricenses protegidos. Su nombre viene de un pueblo indígena que vivió a las faldas de la montaña y actualmente se trata de uno de los sitios más visitados. Parece ser que ya no es tan temible como antaño pese a que su último aviso tuvo lugar en 1963. Puede que no haga tanto como alguno desearía, ¿verdad? Bueno, ¡tranquilidad y que no cunda el pánico! Quienes no sepan lo que es el miedo tienen la oportunidad de visitarlo.

La verdad es que la experiencia debe ser realmente increíble y la panorámica que regala el volcán Irazu de Costa Rica en los días despejados no tiene precio: desde la cima se vislumbra tanto el océano Pacífico como el Atlántico y buena parte del territorio nacional. Su altura lo permite, con 3.432 metros sobre el nivel del mar.

De volcán a volcán y tiro porque me toca, como aquel que dice… Heredia es capital de la provincia homónima, la quinta del estado. Es una pequeña ciudad a apenas 10 kilómetros de San Jose y que se alza en las inmediaciones del Volcán Brava.
Aquí es muy recomendable alquilar un coche y hacer una ruta por pueblos lleno de encanto, como la ciudad de Belén, Santa Bárbara, Barva –de las primeras áreas costarricenses que colonizaron los españoles, mantiene un estilo colonial sencillo que enamora al que la visita– y Puerto Viejo de Sarapiquí.

De este punto parten excursiones a parajes naturales como el Tortuguero –por si nos quedo algo pendiente– y Barra del Colorado. Sin prisa pero sin pausa es recomendable hacer ya noche en territorio de Alajuela, para aprovechar mejor la jornada siguiente.

Es la tercera provincia por extensión y su capital, con el mismo nombre, la segunda ciudad más poblada de Costa Rica. Podemos buscar alojamiento en la misma y convertirla en origen y destino para descubrir un espacio que, por sus dimensiones, nos regala algunas de las visitas imprescindibles de esta aventura.

Alajuela ocupa la llamada Cordillera Central, en la que se hayan varios parques nacionales volcánicos, como es el caso del del Volcán Arenal y Peas, que parece no dormir nunca. Igual a este sí que habría que temerle (un poquito al menos). Si hay que elegir visitar uno u otro, es complicado tomar una decisión.

De Arenal destaca tanto la imponente figura de esta formación como la posibilidad de explorar un parque nacional de gran belleza natural. Se puede hacer rating por el río Toro, bañarse en alguna de las termas naturales que tiene o pasar por sus puentes colgantes. De Poas la posibilidad de perderse por su densa vegetación y de poner pie en tierra en un bosque tropical de montaña para el que nos faltarán ojos.

¡Pura vida! En Alajuela se encuentra el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, por lo que este podría ser otro punto de partida de una ruta de 10 días por Costa Rica.

Toca zambullirse de lleno en el Atlántico. Si de algo puede presumir la cara atlántica de Costa Rica es de espectaculares playas, así que tomad nota para preparar un ‘beach tour’ por Guanacaste.

Son alrededor de 200 kilómetros de extensión con extensiones de arena blanca y fina y aguas cristalinas, con playas muy reconocidas entre los surfistas especialmente. En el Top Five de dónde darse los mejores chapuzones en territorio costarricense destaca Conchal, perfecta para amantes del buceo y el snorkel; Danta, cerca de Las Catalinas, un bonito pueblo costero; Sámara, rodeados de vegetación, para sentirnos como en la serie ‘Lost’ (‘Perdidos’); Nosara, extensa y normalmente tranquila; y Penca, otro de los diamantes en bruto del estado, algo escondida pero con aguas relajadas y cristalinas.

Sí, pensarás que has llegado al paraíso.

Último día completo de esta intensa ruta de 10 días por Costa Rica. ¿En qué invertir la jornada? Aprovechemos esta jornada para descubrir una de las ciudades con más encanto de Costa Rica, en Guanacaste.
Nos referimos a Liberia. Es célebre por su auténtico ambiente colonial, hermosas iglesias, un gran parque central y mucha historia a sus espaldas. 100% recomendable degustar la cocina tradicional de Costa Rica para irnos con buen sabor de boca.
Hay que empezar el día con un buen plato de gallo pinto, el desayuno típico del país. Para mediodía, ceviche, algo ligerito, o si tenéis buen apetito aprovechad para degustar el casado o la olla de carne, dos recetas tradicionales costarricenses.

Al caer la tarde, según la hora del vuelo de vuelta, poned rumbo a San José para preparar la vuelta. Tenemos por delante un camino de 209 kilómetros recorriendo la carretera 1, unas tres horas de trayecto.

Más de uno regresará pensando que hay que volver para recorrer aquellos lugares que no se pudieron ver. Costa Rica es pequeña pero densa y hay infinidad de sitios que merece la pena visitar. Si requiere, se puede así que a pensar en esa segunda vez.