Descubre las impactantes cuevas de hielo del glaciar Vatnajökull
Bárbara Chacón
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El inmenso glaciar Vatnajökull es el mayor de Islandia y el segundo más grande de Europa. Ocupa unos 8.000 kilómetros cuadrados, lo que equivale al 8% de la superficie total de Islandia. Esta maravilla de la naturaleza es considerada una de las perlas de Islandia porque combina una gran variedad de paisajes con impresionantes contrastes naturales. Además de los extensos glaciares, la región es rica de icebergs gigantescos, impresionantes acantilados, cañones, valles, túneles, cascadas de hielo, ríos y lagos azules.
Las famosas cuevas de hielo del glaciar Vatnajökull atraen cada año a millares de turistas de todo el mundo. También conocidas como ‘crystal caves’, solo pueden ser visitadas en la temporada de invierno, ya que durante el verano la temperatura sube y ciertas cuevas resultan peligrosas. Por esta razón la entrada no está permitida. Sin embargo, cabe destacar que algunas cuevas son muy estables y admiten visitas en cualquier periodo del año, independientemente del clima.
La formación de las cuevas de hielo es imprevisible, así que nunca se sabe cuándo, dónde o cuántas se formarán. Lo que sí se conoce es que las cuevas de hielo del glaciar Vatnajökull se forman en verano, cuando el agua corre por debajo de este glaciar de más de 900 años, dejando detrás de sí originales formaciones de hielo. Cada otoño los guías locales tienen que buscar las nuevas cuevas de hielo, ya que su ubicación cambia año tras año.
Hay una explicación científica sobre el por qué el hielo de estas cuevas es azul. Este bellísimo fenómeno natural se debe a que el hielo de las cuevas del glaciar Vatnajökull lleva muchos siglos bajo el hielo superior del glaciar y es por esta razón que ha perdido todo el aire que habitualmente se encuentra en el hielo. Por este motivo el hielo adquiere esta fantástica tonalidad azul intensa, debido a la luz que absorbe a través del hidrógeno en el agua.
Una curiosidad: cuando se visitan estas cuevas es común escuchar varios crujidos y ruidos en el hielo. Las cuevas crujen no porque estén a punto de derrumbarse, sino porque están en constante movimiento junto con el propio glaciar.