Érase una vez una persona a la que le encantaba viajar que se trasladaba en avión desde su ciudad de origen hasta la bella ciudad de Hamburgo. Al llegar al aeropuerto, el/la protagonista (tú) recogía su coche de alquiler y se dirigía a su hotel para dejar su equipaje y lanzarse a pasear por sus bonitas calles. Allí se encontraba con gigantes como el edificio del Ayuntamiento de Hamburgo, en la colosal plaza de Rathausplatz, o la torre de la iglesia de San Miguel; descubría espectaculares lagos artificiales como el Binnenalster y el Aussenalster; y surcaba en barco uno de los mayores puertos de todo el mundo: el inmenso puerto de Hamburgo. Así de bien empieza tu cuento de hadas por Alemania. Y así de bien puede continuar si te acercas a uno de los lugares de Hamburgo que más felices hacen a los niños… y a los mayores. Se trata del Miniatur Wunderland, un auténtico templo de las miniaturas en el que es fácil quedarse con la boca abierta al observar el nivel de detalle que alcanzan las pequeñas grandes reproducciones de trenes, aeropuertos, ciudades y paisajes. El barrio de Altona puede ser un perfecto escenario para tomar algo y cerrar el primer capítulo de tu ruta de cuento de hadas por Alemania. Ahora sí, después de un intenso día, es hora de apagar la luz para dormir.

Los hermanos Grimm fueron los autores del cuento Los músicos de Bremen. Es ahí, a esta ciudad alemana con encanto, donde nos dirigimos por la mañana desde Hamburgo, de la que dista unos 120 kilómetros. Los cuatro músicos de Bremen (el gallo, el perro, el gato y el burro) tienen su propia estatua frente al ayuntamiento de la ciudad. Si quieres pedir un deseo no tienes que encontrar una lámpara mágica, frotarla y esperar a que de ella salga el genio de la lámpara. Será suficiente con que toques las patas delanteras del burro mientras pides tu deseo. La estatua de Rolando, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto al edificio del Ayuntamiento de Bremen, es otro monumento emblemático que encontrarás en la Plaza del Mercado (Marktplatz). La catedral de San Pedro, el barrio de Schnoor (el más antiguo de Bremen), la peculiar calle de los cerdos, el molino… Hay unas cuantas cosas que ver en la ciudad pero no debes agobiarte porque te alojarás en uno de los hoteles de Bremen. Eso sí, conviene ser obediente y no irse tarde a la cama porque al día siguiente te espera una aventura tan intensa como placentera…

En la tercera jornada de nuestra Ruta de Cuento de Hadas por Alemania dejamos a los músicos de Bremen para dirigirnos a otro escenario de cuento con música: Hamelín. Antes de llegar hasta allí, siempre que hayamos madrugado para que nos dé tiempo a todo, podemos parar en localidades como Verden, donde se ubica el Museo Alemán del Caballo; en Nienburg para dar un paseo por su casco antiguo; en Rinteln, la ciudad de los castillos, para admirar por ejemplo el castillo de Schaumburg; y en la localidad de Hessisch Oldendorf para descubrir su abadía. Seguramente tendrás que pasar por alto alguno de estos planes para dejarte suficiente tiempo como para recorrer Hamelín y contemplar las múltiples referencias al flautista y a las ratas del popular cuento que se extienden por la ciudad. Aunque no será fácil evitarlo, conviene no entretenerse mucho antes de poner rumbo al último escenario del día: Hannover. La Marktplatz, el Ayuntamiento nuevo y los deslumbrantes jardines Herrenhausen son algunos de los principales atractivos de la ciudad. El único inconveniente será el tiempo. Y no el meteorológico, sino el que marca el reloj. Por suerte siempre podemos madrugar al día siguiente para arañar algo de tiempo y disfrutar de Hannover por la mañana…

La siguiente página de nuestra Ruta de Cuento de Hadas por Alemania también tiene varios escenarios. Lo bueno es que entre unos y otros no hay grandes distancias y así ganamos tiempo sin tener que ir más deprisa de lo que debemos. La primera parada del día después de dejar Hanover tiene como destino Polle, el lugar donde se dice que nació Cenicienta. En los valles de las montañas de Weser se encuentran las ruinas del castillo de Everstein, una fortaleza del siglo XII donde habrían vivido la Cenicienta, su madrastra y sus hermanastras. Si Cenicienta es la protagonista de Polle, Hansel y Gretel lo son de Hoxter, el siguiente escenario de cuento que nos espera en esta bonita jornada de turismo. Una escultura rinde tributo a los dos hermanos que desafiaban a la bruja en la casita de chocolate. Cerca de Hoxter te espera Fürstenberg, con el palacio donde se instaló la fábrica de porcelana más antigua de Alemania. Y después llegarás a Trendelburg, un pueblo medieval dominado por un castillo del siglo XIII. Pero no un castillo cualquiera, sino el castillo que sirvió de referencia a los hermanos Grimm para situar la historia de Rapunzel y su larga trenza descendiendo por una torre. En Hofgeismar te aguarda otro gran castillo de cuento: el castillo de Sababurg, convertido en hotel que se puede visitar. ¿Quién descansó en ese castillo? En el mundo real, los hermanos Grimm, que lo visitaron en varias ocasiones; y en el mundo de la fantasía, la Bella Durmiente, que pasó mucho más tiempo allí que sus creadores. Desde Hofgeismar tienes la posibilidad de adentrarte en el bosque encantado de Reinhardswald antes de poner rumbo a la capital de la Ruta de los Cuentos. Nos referimos a Kassel, la ciudad en la que empezaron a escribir sus cuentos los hermanos Grimm y en la que te alojarás después de un día de cuento de hadas.

Pasear por el parque Wilhemshöhe, con su gran fuente con cascadas, es una buena manera de empezar la mañana en Kassel antes de conocer la historia (y las historias) de los hermanos Grimm en el museo del Palacio Bellevue. A menos de una hora de Kassel se encuentra Gotinga, una ciudad con un marcado carácter universitario en la que trabajaron los hermanos Grimm y donde destaca la plaza del Mercado con la estatua de Gänseliesel (la chica de los gansos). Hessisch Lichtenau es la ciudad de un cuento tan popular en Alemania como Frau Hole (Madre Nieve). Puedes dar un agradable paseo por esta localidad antes de conocer dos pueblos cercanos con mucho encantado y con aire medieval: Helsa y Kautungen. Después, a tu vuelta a Kassel, puedes aprovechar para ver algunos de los lugares que aún te faltaban por descubrir.

El castillo de Obernburg es uno de los principales reclamos turísticos de Gudensberg, el primero de los lugares donde colocaremos nuestro marcapáginas en el cuento que escribiremos este día. El segundo será Fritzlar, donde podremos admirar su catedral y su castillo. El tercero, Neukirchen y su Casa de los Cuentos de Hadas. El cuarto, la cercana localidad de Schwalmstadt, que siente predilección por un personaje como Caperucita Roja. Tanto que el vestido rojo de Caperucita forma parte de su traje típico. Y, por último, Marburgo, una de las ciudades medievales de Alemania que mejor se han conservado. Aquí puedes participar en un curioso juego: intentar encontrar los símbolos de los famosos cuentos que hay desplegados por la ciudad. En total son 11. ¿Serás capaz de encontrar más símbolos que tus acompañantes en la ruta?

Los hermanos Grimm pasaron su infancia en Steinau. Hacia allí nos dirigiremos en esta jornada que ejercerá prácticamente como desenlace de nuestra Ruta de los Cuentos de Hadas. En Steinau, entre otras cosas, podrás conocer la casa en la que vivieron los hermanos Grimm cuando eran niños y visitar la fuente de los cuentos para fotografiar a los diferentes personajes de sus creaciones más famosas. La ciudad medieval de Lohr am Main es el siguiente punto del recorrido en coche de este día. Aquí la protagonista es Blancanieves quien, según un historiador local, existió realmente. Blancanieves se correspondería con María Sophia Margaretha Catharina von Erthal, nacida en 1729 e hija de unos príncipes que tenían un gran espejo. No sería el espejo mágico, pero sí era un espejo de un tamaño considerable que actualmente se encuentra en el museo Spessart, en el castillo de Lohr. Después te espera la ciudad natal de los hermanos Grimm, Hanau, donde entre otras cosas podrás ver el monumento que recuerda a sus ilustres ciudadanos. Y aún quedará otro plato fuerte del día: la visita a Frankfurt. Aquí, como ocurre en los grandes cuentos de los hermanos Grimm, nos enfrentaremos a un poderoso enemigo con el que ya hemos luchado unas cuantas veces: el tiempo. No tendremos el suficiente para dedicar el que merece una ciudad como Frankfurt, pero no por eso vamos a sentirnos derrotados. Todo lo contrario: cada cosa que podamos ver (y comer y beber) en Frankfurt será una victoria, como la plaza Römerberg y el Ayuntamiento, la Torre de Meno o la Colegiata de San Bartolomé, su catedral de estilo gótico.

Llegamos al final de este cuento de hadas. Aunque nos dé pena terminarlo, el cuento tiene un final feliz, igual que su principio e igual que su desarrollo. El aeropuerto de Frankfurt, donde dejaremos nuestro coche de alquiler, será el último escenario de la Ruta del Cuento de Hadas antes de regresar a nuestro mundo real. Moraleja: haz tu ruta en coche por Alemania…¡y protagoniza tu propio cuento de hadas!