El vuelo que nos llevará desde nuestro aeropuerto en España hasta Chicago será el inicio de uno de los viajes más especiales que seguramente podamos hacer en nuestra vida. En el aeropuerto de Chicago donde aterrice nuestro vuelo recogeremos a un compañero de viaje que pronto se convertirá en inseparable: nuestro coche de alquiler.

El primer trayecto será una especie de etapa prólogo de una gran vuelta por etapas porque sólo se trata de cubrir la distancia entre el aeropuerto de Chicago donde hayamos aterrizado y el hotel donde vayamos a alojarnos. Ahí quien se quedará descansando será nuestro coche mientras nosotros hacemos una primera toma de contacto con la atractiva ciudad de Chicago.

Algo más de un día en Chicago no es, ni mucho menos, tiempo suficiente como para conocer todos los lugares de la ciudad que merece la pena descubrir. Entre ellos no debería faltar The Loop, el conocido barrio financiero de Chicago en el que podremos ver rascacielos como la Trump Tower y visitar el Millenium Park con sus colosales y llamativas esculturas.
Tampoco deberíamos dejar pasar la oportunidad de conocer Navy Pier (“Muelle de la Armada”) y disfrutar de las hermosas vistas del lago Michigan.

Y ya que hablamos de vistas, las que se pueden admirar desde la Willis Tower, el segundo edificio más alto de Estados Unidos, te dejarán con la boca abierta. Será cuestión de cerrarla comiendo algo rápido para aprovechar al máximo el tiempo y recorrer Michigan Avenue o pasear por Lincoln Park, toda vez que no tendremos tiempo suficiente como para visitar museos como The Art Institute of Chicago, el Museo de Arte Contemporáneo o el Field Museum de historia natural y antropología.
El colofón a nuestro día en Chicago lo puede poner la visita a alguno de los clubes de jazz de Chicago.

Aún nos queda un último cartucho en Chicago antes de partir en coche en dirección a St. Louis. Si madrugáis, podéis dedicar esas últimas horas en la ciudad a visitar, por ejemplo, la Universidad de Chicago y la zona de Hyde Park. Pero no más de eso porque por delante os esperan más de 500 kilómetros en esta jornada por la carretera 55 que forma parte de la ruta 66 y de otras rutas, como la 61.

La primera parada la podéis hacer en Joliet, a menos de una hora, para conocer el teatro Rialto; en Wilmington y su Gemini Giant; o en Bradiwood y sus réplicas de Elvis, Betty Boop o The Blues Brothers.

De la misma manera que no es cuestión de no parar durante el camino para no perder tiempo, tampoco debemos excedernos en el número de paradas para que el viaje no se nos haga demasiado largo. Por eso conviene elegir entre esos lugares y otros como Pontiac o Towanda. Si vais bien de hora, podéis parar a comer en Springfield, la ciudad que alberga la casa de Abraham Lincoln, antes de reemprender la marcha hacia St. Louis, que está aproximadamente a una hora y media de Springfield.

El béisbol y el blues son los dos principales emblemas de St. Louis, además del Gateway Arch cercano al Eads Bridge, el primer puente que unió las dos orillas del río Mississipi y que también vale la pena visitar. Para cenar podéis optar por uno de los restaurantes de The Hill antes de escuchar blues en vivo en alguna sala del barrio de Soulard y descansar en vuestro alojamiento en St. Louis.

El Springfield anterior era el de Illinois. El siguiente Springfield al que nos dirigiremos en nuestra ruta en coche será el de Missouri. Antes de llegar a nuestra meta de la jornada, podemos visitar el Route 66 State Park y su museo con objetos de la Ruta 66; Meramec Caverns, refugio de Jesse James y su banda; Cuba, la ciudad de los murales; y Lebanon y su Museo de la Ruta 66.

A partir de aquí, sólo nos quedarán unos 90 kilómetros para llegar al Springfield de Missouri y comprobar si es cierto que el castillo Pythian está habitado por fantasmas. Claro que… ¡cualquiera duerme después de una visita así!

Por extraño que pueda parecer, en la Ruta 66 hay lugares que, en cualquier otro contexto, no diríamos que tienen nada de especial. Nos referimos a las gasolineras. Y, en concreto, a las de Gay Parita y Cars on the Route, que tendremos la oportunidad de conocer en el quinto día de nuestro viaje, igual que el Brush Creek Bridge, el puente blanco en la salida de Riverton donde es frecuente fotografiarse con el sello de la Ruta 66 sobre el pavimento.

De Kansas pasaremos a Oklahoma atravesando Catoosa y Tulsa, un buen lugar para repostar porque la gasolina está allí más barata de lo habitual. Por delante nos espera Oklahoma City, la ciudad donde coincidieron en los Thunder las estrellas de la NBA Kevin Durant, Russell Westbrook y James Harden, y las céntricas áreas de Midtown y Metro Park.

Tu ruta en coche por la Ruta 66 tiene por delante otra intensa jornada que te llevará de Oklahoma City a Amarillo. En un itinerario que superará los 400 kilómetros pasarás por lugares como El Reno, Weatherford, Clinton y el Oklahoma Route 66 Museum, Erick, Shamrock, McLean y Groom.
El paisaje irá cambiando a medida que avancemos hasta Amarillo, parada y fonda de la 6ª etapa de nuestro viaje. ¿Qué tal si, para celebrarlo, os dais un homenaje con la carne a la parrilla en uno de sus restaurantes típicos?

En esta jornada alcanzaremos el ecuador de nuestro viaje por la Ruta 66. De hecho, así nos lo dirá el Midpoint, el punto que nos recordará que estamos justo a mitad de camino en la Ruta 66 entre Chicago y Los Ángeles.

Hay más alicientes que nos esperan en este día de carretera, como cambiar de estado. Atrás dejaremos Texas para entrar en Nuevo México, el sexto estado que cruzaremos en la Ruta 66. Tucumcari, un enclave conocido por sus ranchos y sus murales, será el destino final de una etapa más corta que las anteriores… y que las siguientes.

Los primeros 100 kilómetros del día nos llevarán hasta Santa Rosa para después salirnos de la Ruta 66 y tomar la autopista para ganar tiempo y, unas dos horas después, visitar con tranquilidad el centro de Santa Fe, la capital más antigua de Estados Unidos.

Este día será una agradecida jornada de descanso, para vosotros y para vuestro coche de alquiler, que vendrá muy bien para recargar energías de cara a las últimas etapas de la Ruta 66.

Podéis dedicar el día a conocer los lugares de Santa Fe que no hayáis podido visitar a vuestra llegada, como sus museos de arte tradicional y contemporáneo y sus galerías de arte. Además, tendréis más tiempo de lo habitual para comer tranquilamente y probar la gastronomía local en uno de sus restaurantes gourmet.

¿Eras fan de la serie Breaking Bad? En ese caso estás de enhorabuena porque en Albuquerque, además de pasear por su Historic Downtown, podrás visitar algunos de los lugares donde se grabó la serie antes de reemprender la marcha en dirección a Gallup.

Después el paisaje que vayáis encontrando será muy diferente. Dejaréis atrás las extensas llanuras que parecen no tener fin para entrar en Arizona, encontraros con las Montañas Rocosas y, de paso, ganar una valiosa hora al reloj por la diferencia horaria. Puede ser buena idea aprovechar esa hora extra en el Petrified Forest National Park antes de llegar a Holbrook, donde pasaréis la noche.

Conviene haber descansado bien la noche anterior y madrugar porque tendréis por delante uno de los días más bonitos de vuestra Ruta 66: el que os lleva de Holbrook hasta el mítico y sobrecogedor Gran Cañón. Por eso y porque os esperan cerca de 400 kilómetros de viaje, lo mejor es que no os entretengáis mucho por el camino.

Si acaso, podéis parar un momento en Jackrabbit Trading Post para haceros una foto con el conejo más famoso de la ruta y otro instante en el pueblo de Winslow para fotografiaros con la señal de la Ruta 66 pintada en su calle principal.
Después, lo mejor es entrar en la autopista 40 y cubrir el trayecto hasta el Gran Cañón por la 89 y la 64. Unas dos horas después, estaréis ante uno de los paisajes naturales más increíbles del mundo y listos para admirar un atardecer que difícilmente olvidaréis.

Poned vuestro despertador bien prontito para que podáis admirar el espectacular amanecer en el Gran Cañón y vivir otro momento inolvidable antes de poneros nuevamente en ruta en dirección a Las Vegas, en el estado de Nevada. La parada en la presa de Hoover es especialmente recomendable en nuestro camino hasta Las Vegas, la ciudad del juego y de la diversión y, probablemente, uno de los lugares que más ganas tendréis de conocer. No nos equivocamos, ¿verdad?

Será difícil que la noche anterior no se haya prolongado más allá de lo deseable. El problema es que, llegados a este día, tendréis por delante 500 kilómetros de carretera hasta llegar a Los Ángeles. Lo mejor es que os turnéis al volante durante el día y que, cuando no te toque conducir ni ir de copiloto, aproveches para descansar.

Entraréis en otro estado, el de California, y dejaréis a un lado la Reserva Nacional de Mojave, pasaréis por localidades como Midway, Harvard, Calico y Barstow. Desde ahí tendréis unas dos horas y media de trayecto hasta Pasadena cruzando por la 15 el Angeles National Forest. Seguramente llegaréis tarde -y cansados- a Los Ángeles, pero lo bueno es que tendréis todo el día siguiente para descubrir los lugares más especiales de la ciudad.

Al igual que ocurría con Chicago al inicio del viaje, un día tampoco es suficiente para ver Los Ángeles. Por eso tendréis que ser más selectivos que de costumbre y elegir sólo algunos lugares: el Downtown, los barrios de Chinatown y Little Tokyo, Hollywood con el Paseo de la Fama y el mirador del Observatorio Griffith que aparecía en una de las secuencias más bonitas de la película La, La, Land, Beverly Hills, Santa Mónica…

Llega el momento de devolver vuestro coche de alquiler en el aeropuerto de Los Ángeles antes de facturar vuestro equipaje y tomar el vuelo que os llevará de vuelta a España.

Será difícil que, después de unos días tan intensos, no os venza el sueño durante el vuelo de regreso de a España. Tampoco pasa nada: lo importante es haber abierto bien los ojos a lo largo de vuestro recorrido por la Ruta 66.

Una vez en España, es momento de regresar a casa, descansar y compartir con los demás las increíbles experiencias, anécdotas y fotografías de vuestra viaje a Estados Unidos siguiendo la mítica Ruta 66. Eso sí, puede que vuestra familia y vuestros amigos os miren con cara de envidia…