Tienes un objetivo: conocer Canadá en 11 días. Es ambicioso, de eso no hay duda, pero factible. Solo hay que ponerse delante de un mapa y delimitar qué recorrido se puede hacer para empaparte, en solo ese espacio de tiempo, de la historia, la cultura y la naturaleza de un país como este. Tranquilo, que ya lo hemos hecho nosotros por ti, te proponemos una completísima ruta por el este de Canadá.
Vas a hacer bastantes kilómetros, 2.112 en total, pero es que no hay otra manera de conocerlo en tan poco tiempo. Durante la ruta pisarás y pasearás por las cuatro grandes ciudades canadienses: Toronto, Ottawa, Quebec y Montreal. De la urbe a la naturaleza para contemplar las cataratas más grandes de Canadá: las de Chutes Montmorency. Más grandiosas incluso que las del Niágara, que, por cierto, también verás. En los parques naturales de Jacques Cartier o Maurice descubrirás su impresionante variedad animal y vegetal.
11 días intensos. Vivos de principio a fin. No es momento de descansar, ¡hay que recorrer el Bajo y el Alto Canadá!
2112 Km totales
España – Toronto
Toronto – Cataratas del Niágara – Toronto
Toronto – Ottawa
Ottawa
Ottawa – Parque Omega – Trois-Rivières – Quebec
Quebec (con excursiones)
Quebec – Regiones La Mauricie/Bois-Francs/Lanaudière – Berthville – Montreal
Montreal – Morrisburg – Kingston
Kingston – Prince Edward – Picton – Toronto
Toronto – España
España
España – Toronto
Si el vuelo no te ha dejado demasiado cansado, no deberías perder ni un minuto para empezar a conocer y a disfrutar. Toronto, en el sureste de Canadá (pegando a los EE.UU), es una gran ciudad con más de 2,5 millones de habitantes. Partiendo de tan alta cifra, no es de extrañar que sea extremadamente cosmopolita, que sea como varias ciudades en una. Sin salir de ella, pasarás del barrio chino a la pequeña Italia, o del barrio griego al pequeño Portugal. La CN Tower o St. Lawrence Market son algunos de los edificios más tradicionales de esta ciudad que, cómo no podía ser de otro modo, tiene una oferta cultural y de ocio alucinante: visita su área de teatros (la tercera mayor del mundo) y, si quieres y puedes, disfruta de un espectáculo en uno de ellos. Por cierto, recuerda que volverás a Toronto en esta ruta, así que no hace falta que lo hagas todo hoy. Aunque eso es realmente difícil con la cantidad de atractivos que tiene.
Toronto – Cataratas del Niágara – Toronto
Vámonos al sur. Pero del todo, a la frontera entre Canadá y EE.UU. La ocasión lo merece. Vas a ver uno de los mayores espectáculos naturales del mundo. A hora y media de Toronto, aproximadamente, están las Cataratas del Niágara. Ya sabes que nuestra propuesta de ruta por el este de Canadá es un “non-stop”, así que levántate pronto, llega de los primeros a las cataratas, disfrútalas sin el agobio y la masificación de las horas centrales del día y vuelve a seguir conociendo Toronto (¿a que te dejaste cosas sin hacer?). Por ejemplo, visitar el distrito financiero o los mayores centros de arte: Royal Ontario Museum y la Art Galery of Ontario. Un espectáculo en sí mismo es el PATH, o sea, la ciudad subterránea. Cuando se vaya a poner el sol es el momento ideal para admirar el skyline: si ayer no subiste a la CN Tower, esta es tu oportunidad. También tienes la opción de ver un partido de béisbol o de hockey sobre hielo (es el deporte nacional, no es solo deporte). Y por la noche tienes una cita en la Distillery District. Copas con los VIP de la ciudad.
Toronto – Ottawa
Hoy irás de ciudad en ciudad, en un trayecto de 450 kilómetros, el más largo de esta ruta junto con el que (el quinto día) te llevará de Ottawa a Quebec. Puedes optar por hacer el viaje directamente y dedicarte (desde hoy mismo) a disfrutar de Ottawa. Pero lo que te recomendamos es que hagas algo más. Es mucho lo que se te ofrece y sería una pena dejarlo pasar. Básicamente te planteamos dos opciones (llevar a cabo ambas es un poco complicado por cuestión de tiempo, así que tendrás que elegir). La primera es, antes de salir de Toronto, visitar las Toronto Islands; se tarda unos 15 minutos en un ferry, que sale (también cada cuarto de hora) de la estación marítima de Jack Layton. Es habitual recorrer estas islas en bici. Allí podrás bañarte, acceder al faro, al embarcadero y a espectaculares bosques y jardines. La otra posibilidad es de camino a Ottawa: en todo momento irás a la Vera del lago Ottawa y desde Kingston, Gananoque o Brockville puedes tomar un crucero (de 90 minutos o tres horas) para realizar el tour de las Mil Islas. En esta segunda opción tendrás la posibilidad de hacerla a la vuelta, así que estaría bien optar hoy por Toronto Islands y a la vuelta por las Mil islas. Como ves, la cosa va de islas. De Toronto a Ottawa, pasando por las islas. Otro día completo.
Ottawa
El cuarto día es para estar en Ottawa. La cuarta ciudad más grande de Canadá con poco más de 2 millones de habitantes. Es una urbe paradigmática de lo que es este país. En la que el cemento y el verde se reparten el espacio. Todo está en orden. Todo colocado. El mejor ejemplo de esto es la zona legislativa y ejecutiva: en los edificios del Parlament Hill o de Wellington St están el Parlamento, el Senado y el despacho del primer ministro. De los muros y las paredes ya a la naturaleza, en el Canal Rideau –dependiendo de la época del año que sea– podrás coger una barca o patinar en la pista de hielo más larga del mundo. Y seguimos dejando atrás el orden (nunca del todo) para (mejor si es a la hora de comer) acercarnos a Byward Market: pubs, música callejera, atractiva y original oferta gastronómica (los canadienses saben divertirse). Y también saben cómo fomentar la cultura, lo puedes comprobar en el Museo de Historia de Canadá, el Museo Canadiense de la Guerra y la Galería de Arte de Ottawa. Adorna la jornada vespertina con un paseo por Sparks St., o, si te encanta el golf, puedes demostrar tus dotes porque hay campos públicos. Ottawa tiene muchísimo que ofrecer. Grandes edificios, enormes y pulcros parques. Un gigantesco pulmón verde que oxigena toda la ciudad. Combina, contrasta, cambia. ¡En la variedad está el gusto!
Ottawa – Parque Omega – Trois-Rivières – Quebec
Seguimos recorriendo la zona este de Canadá. La etapa de hoy partirá de Ottawa y finalizará en Quebec. El camino está lleno de sorpresas. Unos 450 kilómetros, ¿estás preparado? De nuevo, proponemos un par de paradas, pero, como siempre, eres tú quién debe elegir su propio camino. Aunque, a decir verdad, la primera opción es inexcusable: el Parque Omega, uno de los mejores enclaves naturales del mundo, perfecto para acercarse a la fauna local en estado semisalvaje. Más adelante puedes elegir más naturaleza o ciudad. O las dos cosas. Antes de llegar a Trois-Rvières encontrarás el lago Saint Pierre, puedes quedarte disfrutando de su calma o adentrarte en este municipio de menos de 150.000 habitantes (contrasta con las grandes ciudades visitadas anteriormente). Si lo haces, no dejes de ir a la catedral. Y la meta está en Quebec. Si te quedan fuerzas, comienza a conocer la ciudad, si no, descansa, que mañana es un día duro.
Quebec (con excursiones)
Estás en Quebec, la ciudad más antigua de Canadá, fundada en 1608. Canadiense y europea a partes iguales. Animada y bulliciosa al máximo. ¿Por dónde quieres empezar? Creerás no haber salido de Europa cuando pises la plaza Royale, el Petite Champlain o la zona del Sacre Cour. Pronto percibirás los elementos franceses, propios del que fue primer asentamiento europeo en Canadá. Es la única urbe de América del Norte con una ciudad amurallada y en su interior está la fortificación más grande de América. Entre los lugares de habitual visita: las basílicas de Notre Dame (sí, has leído bien) y de Saint-Anne-de-Beaupre. Si te gustan los museos, prepárate porque Quebec es una de las capitales mundiales del arte: muestra de ello es el MNQAB –con más de 38.000 obras–. Tras este somerísimo resumen de lo que puedes hacer en Quebec (queda fuera mucho más de lo que entra), vamos con las excursiones. La primera te llevará al Parque de Chutes-Montmorency, a 15 minutos de Quebec, con unas cascadas de 83 metros de caída, 30 metros más altas que las cataratas del Niágara. Alucinante. Más naturaleza espectacular tienes en el Parque Nacional de Jacques-Cartier, una reserva natural de 600 kilómetros cuadrados. Increíble.
Quebec – Regiones La Mauricie/Bois-Francs/Lanaudière – Berthville – Montreal
De arriba abajo, dirección suroeste por la 40 para llegar de Quebec a Montreal. De camino te espera el gran Parque Nacional de Maurice. Recórrelo con el coche y haz paradas (si es verano para pegarte un baño), si no, para hacer senderismo o alucinar con las Cascadas Waber. Sal por la puerta del oeste y vuelve a la 40. Antes de llegar a Montreal, si te apetece (debería), hay una parada muy especial en la región de Lanaudiere, zona de pescadores y uno de los destinos de los turistas gastronómicos. Date un homenaje, pero sin pasarte, que hay que volver a conducir. Conducir hasta Montreal, ni más ni menos. Sí, Montreal, no Francia. Creerás estar en suelo galo por su cafés y bistrós, sus tiendas de moda y galerías de arte. Pero no, esto es Canadá. Disfruta de la ciudad iluminada desde el Puente Viejo y descansa. Todavía queda mucho que hacer en esta ruta por el este de Canadá.
Montreal – Morrisburg – Kingston
¿Listo para conocer Montreal? Lo de anoche fue solo un aperitivo, el plato fuerte viene ahora. Y qué mejor que comenzarlo en la torre inclinada más alta del mundo: 175 metros de alto e inclinación de 45 grados tiene la Torre Montreal. Como Toronto, aquí también hay una ciudad subterránea y, como en el resto de Canadá, acá la multiculturalidad es bandera: descúbrelo en el barrio chino, el barrio latino o el siempre divertido Plateau Mont Royal. ¡Chisssss!, ahora silencio, estás en el oratorio Saint Joseph, la iglesia más grande de Canadá y la segunda cúpula de un templo religioso más grande (¡solo la supera la de la Basílica de San Pedro, en Roma!) Vuelve el bullicio en Village, el barrio gay. ¿Empapado de Montreal? Pues pisa el acelerador que te vas a Kingston. Tres horas de viaje que puedes hacer más amenas parando en Morrisburg y dando un salto secular para ver cómo se vivía a principios del Siglo XIX. ¿Día largo? Todavía te tiene que restar energía para ver, ya en Kingston, el Fuerte Henry (fortificación de 1830), Queen’s University o el museo del Real Colegio Militar.
Kingston – Prince Edward – Picton – Toronto
Esto se va acabando, pero nada de penas, hay que saborear hasta el último trago. ¡Y qué trago! Si no fuiste a las Mil Islas de camino a Ottawa, ha llegado el momento de hacerlo. Más tarde, en tu tránsito hacia Toronto, cruzarás el condado de Prince Edward, donde se hallan los vestigios de la era británica de Canadá, entre ellos, las residencias y las casas veraniegas de los gobernadores y magistrados. Antes del final de la ruta, haz una parada en Picton, casitas de una planta y un muy placentero paseo por la bahía te esperan para despedir esta ruta que ha sido una aventura. Y ya de vuelta en Toronto, haz todo lo que dejaste sin hacer. Aprovecha hasta el último segundo. Cuando te venga a la cabeza eso de “qué rápido pasa lo bueno”, piensa en lo que has visto, lo que has disfrutado. Rememora una experiencia brutal.
Toronto – España
Hasta aquí llegó. No pienses que se terminó; piensa que, al menos, lo pudiste hacer y vivir. Despídete de Toronto desde las alturas. ¡Hasta la próxima, Canadá!
España
Descansa, si puedes, antes de volver a la rutina. Y empieza a hacerlo en el avión. Te lo has ganado. Aprovecha para recapitular, fijar en tu memoria las imágenes de las cascadas, las ciudades y los parques naturales. Cuándo lo hayas hecho, empieza a pensar en la próxima ruta. [descubre url="https://www.logitravel.com/circuitos/canada-ruta-por-el-este-canadiense-17185258.html?utm_content=Rutas+de+Escape&utm_id=24916&utm_campaign=rutas-canada1"]
Consejos en ruta
- Es conveniente, casi imprescindible, hacerse un seguro de viaje con amplias coberturas.
- La corriente en Canadá es de 110 voltios a 60 Hz, asegúrate de que tus aparatos eléctricos pueden soportarla, si no, lleva un transformador.
- Los centros comerciales tienen un horario amplio, hasta las 20 o 21. Las tiendas suelen abrir de 10 a 18.
- Idiomas: el inglés y el francés son los idiomas oficiales de Canadá. Quebec es la única ciudad en la que solo hay un idioma oficial: el francés.