Ruta por el Peloponeso y Meteora
Óscar Fernández
Última actualización
Recorrer Grecia (más allá de la maravillosa Atenas) no es hacer una ruta en coche más. No son unas vacaciones al uso. No se conservará en tu memoria como, simplemente, aquel verano que viajaste a Grecia. La ruta al volante que te planteamos te transportará, física y mentalmente, al pasado. Es turismo histórico, cultural, de naturaleza… Es una suerte de viaje a través del tiempo, de empapamiento de lo que fue, es y será esta Tierra que pisamos. La Ruta por el Peloponeso y Meteora toca el corazón, mueve los cimientos. Enamora y hace pensar.
Mitos, leyendas, tesoros arqueológicos y lugares emblemáticos, pero no por ser un recorrido por escenarios de cine, sino por ser el teatro en el que se ha disputado la vida, en el que se escribieron algunas de las páginas más importantes de nuestra historia. Allá donde se dirimió, en parte, lo que hoy somos.
Comenzaremos en Atenas (no hay mejor inicio). Allí empezó todo. Pisa esos lugares de los que siempre has oído hablar, que tantas veces has visto en tus libros de texto. Pero no te quedes ahí, descubre la otra Atenas, la callejuelas estrechas y barrios de distinto pelaje. De la capital partiremos para descubrir las ciudades más importantes de la Grecia Clásica, y, para ello, atravesarás la magnánima obra de ingeniería que es el Canal de Corinto.
En Olimpia, siéntete atleta; en Corinto, San Pablo; en Micenas, Perseo, y en Epidauro prepárate para admirar uno de los teatros mejor conservados del mundo, con capacidad para 15.000 personas. Pero aquí no acaba todo, falta Meteora, y sus monasterios en las rocas, sin olvidarnos de las cristalinas aguas de Tolo.
Día 1 Ciudad de origen – Atenas
Día 2 Atenas
Día 3 Atenas – Peloponeso (Corinto – Nauplia – Tolo)
Día 4 Peloponeso (Tolo – Micenas – Epidauro – Tolo)
Día 5 Peloponeso (Tolo – Olimpia y alrededores)
Día 6 Olimpia – Delfos
Día 7 Delfos – Meteora – Kalambaka
Día 8 Kalambaka – Atenas
Día 9 Atenas – Ciudad de origen
- Consejos de la ruta
1622Km totales
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Día 1 Ciudad de origen – Atenas
Ya estás en la cuna de las civilizaciones. Allí donde nació la democracia. Ya pisas la historia. Ya empieza esta aventura. El segundo día lo dedicarás por completo a Atenas, pero, por cansado que estés nada más llegar, en esta ruta por el Peloponeso y Meteora es mejor no vaguear. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, si no quieres regresar pensando que dejaste cosas por ver. Así que, sin tiempo que perder, vamos a lo mollar: la Acrópolis. Así, sin anestesia. ¿Cuántas veces has oído hablar de ella? ¿Cuántas horas le dedicaste en el instituto? ¿Cuánto sabes, de verdad, de ese lugar que es historia viva de la humanidad? La Acrópolis se construyó durante el siglo V a. C., es patrimonio de la humanidad por la UNESCO y ha sido elegida como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo. Algunos de los monumentos más emblemáticos están allí, como el Erecteion, los Propileos o el Templo de Atenea Niké. Pero nos vamos a detener en el grandioso Partenón, que, desde hace 2.500 años, domina la ciudad desde la cima de la Acrópolis. Se consagró a la diosa Atenea y es, sin duda, el edificio más famoso de la Grecia Clásica. Se construyó con mármol blanco del Monte Pentélico para albergar –sus dimensiones aproximadas son 70 metros de largo y 30 de ancho– la imagen de oro y marfil de Athenea Parthenos. Dedica el tiempo que te apetezca, pasea con lentitud, sabiendo qué pisas. Asimilando dónde estás. ¿Te apetece irte ya? No llegarás muy lejos, la siguiente parada es el Ágora Antigua, al lado de la Acrópolis, es el lugar en el que nació la democracia. Casi nada. Te queda, seguro, el Museo de la Acrópolis, el museo más importante de Grecia. Y, después, todo lo que quieras. Por ejemplo, los restaurantes en el barrio de la Plaka, para degustar platos típicos de la cocina griega; cierran tarde, así que aprovecha para rescatar la memoria de un lugar único.
Día 2 Atenas
Seguimos en la cuna, pero hay que despertar. Nada mejor que hacerlo con un tradicional yogur griego. Coge fuerzas. Las vas a necesitar. Hoy conocerás otra Atenas, una que sale menos en las guías, una en la que la ruta casi no está marcada, debes ser tú el que la dibuje al albur de tus apetencias y barruntos. Te recomendamos empezar por el Teatro de Dionisio, el mayor teatro de la antigua Grecia y la Biblioteca de Adriano, que mandó construir este emperador en el 142 d. C. Pasea por las calles Ermou, Stadiou y Panepistimiou… por el barrio de Monastiraki. Descubre el Jardín Nacional de Atenas y, por supuesto, la plaza Syntagma y el Parlamento. Allí está también el Monumento al soldado desconocido. No te pierdas el Templo de Zeus Olímpico y el antiguo Estadio Olímpico Panateinaco. Porque sí, Atenas también es la cuna de los Juegos Olímpicos. Pequeñas casas blancas y azules pegadas a la Acrópolis te esperan en Anafiotika, lujo y elegancia en Kolonaki. Si tienes tiempo visita El Pireo, una ciudad de casi 200.000 personas, a 8 kilómetros de la capital, y que se considera el puerto de Atenas. Te hemos hablado de un par de museos, pero hay muchos más, de tus ganas y tiempo depende que los veas: el de Arte Cicládico, el Benaki, el Bizantino, la Galería Nacional. Dos días son pocos si quieres verlo todo, pero es que lo que te aguarda en los próximos siete es igual de alucinante. Pero, espera, no te vayas de la ciudad. Al menos no sin ver el mejor atardecer de Atenas desde la colina Licabeto y sin probar un gyros y una bougatsa de postre.
Día 3 Atenas – Peloponeso (Corinto – Nauplia – Tolo)
De Atenas a la península del Peloponeso. Ni más ni menos. Sigues recorriendo la historia en coche. Al volante repasando lo que fuimos y por qué somos. Es, para muchos, la región más importante del mundo en cuanto a historia se refiere. Vamos hacia el oeste para cruzar el Canal de Corinto, como cada año hacen más de 10.000 barcos. La primera parada, a poco más de 80 kilómetros de Atenas, es Corinto. Escenario de disputas (pero no de película) entre los grandes imperios de la Antigüedad, tendrás que salir unos 6 kilómetros de la ciudad actual para conocer su pasado. Allí está el yacimiento con las siete columnas en pie del templo de Apolo, el templo de Asceplio, la fuente Pirene y lo que queda del ágora y el mercado. Se conserva parte de la calzada por la que, desde el 600 a. C. hasta el siglo I d. C., las embarcaciones cruzaban por tierra el istmo de Corinto. Y verás un estrado de mármol azul y blanco. Desde allí, sí, desde allí mismo, San Pablo se dirigía a los corintios. Acércate hasta el puerto de Kencherai, donde desembarcó San Pablo y visita el Acrocorinto, la acrópolis más antigua de la ciudad, donde se rendía culto a la diosa Afrodita. Volvemos a pisar el acelerador para llegar a Nauplia, a 60 kilómetros al sur. Fue la capital de Grecia entre 1829 y 1834. Con restos antiguos y medievales, el punto más atractivo está en una “montaña” de 220 metros. Puedes ir en coche, o, si lo prefieres, subir 900 escalones. Durante la ocupación otomana y la independencia griega fue lugar de batalla. A 300 metros, de mar, está la fortificación Bourtzi, tendrás que contratar una barca para verla Y la última parada del día está a solo 11 kilómetros. En la costa. ¿Un bañito en las cristalinas aguas de Tolo?
Día 4 Peloponeso (Tolo – Micenas – Epidauro – Tolo)
Salimos de Tolo hacia el norte, para, tras poco más de 30 kilómetros, llegar a Micenas. Dice la mitología que fue fundada por Perseo, hijo del dios Zeus y Dánae. Dio nombre al periodo Micénico y fue el hogar de los aqueos, los protagonistas de La Iliada. No podéis dejar de visitar la Acrópolis y su Puerta de los Leones, con figuras de 3 metros de altura, formando la escultura monumental más antigua de Europa (es del 1250 a. C.). También el Tesoro de Atreo, una tumba circular en la que, según los arqueólogos, podría estar Agamenón. Hay otras 19 tumbas reales. Siguiente parada: Epidauro. Algo sobresale en Epidauro (a 55 kilómetros de Micenas) por encima de todas las cosas: su teatro con capacidad para 15.000 personas. Un tesoro arqueológico de magnitudes incalculables. Está en el Santuario de Asclepio, zona declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1988. El teatro, una auténtica obra maestra de la arquitectura griega clásica, se comenzó a construir en el 330 a. C. Su espectacular acústica todavía asombra a estudiosos. El Santuario fue un lugar de culto y un centro terapéutico en honor a Asclepio, dios de la Medicina. Y volvemos para descansar a Tolo. Solo llevamos cuatro días de esta Ruta por el Peloponeso y Meteora y ya hemos visto mucho más de lo que podíamos imaginar.
Día 5 Peloponeso (Tolo – Olimpia y alrededores)
“Atletas, a sus puestos”. Se va a dar la salida, solo quedan milésimas de segundo. No es una carrera cualquiera, es la primera competición de los primeros Juegos Olímpicos. Es el 776 a. C. 40.000 personas observan con expectación esa pista de 192 metros de longitud. Atletas y espectadores dedican este evento, que se convertirá en la cita deportiva más importante del mundo, al dios Zeus –su templo está al lado del estadio–. Es el momento. ¡Ya! Estás en Olimpia, a 200 kilómetros al oeste desde Tolo, y pisas otra cuna, otro lugar en el que se dio el pistoletazo de salida a algo importante. Lo más importante cuando de deporte se trata. Prometimos que esta ruta por el Peloponeso y Meteora era pisar, vivir, embeberse en la historia de la humanidad y se está comprobando. En la misma zona tienes que ver el Templo de Zeus, el estudio de Fidias y el gimnasio. Si quieres conocer más de Olimpia no dejes de visitar el Museo Arqueológico de la ciudad. Y si te apetece empaparte más de deporte vete al Museo de los Juegos Antiguos. El resto del día dedícalo a recorrer con tu coche los alrededores de Olimpia sin rumbo fijo. Fíate de tu intuición. Es un paisaje jalonado de valles, colinas, lagos y viñedos. El medio rural en su máxima esencia. Necesario para oxigenar después de tanta majestuosidad. De tanta historia.
Día 6 Olimpia – Delfos
Emocionados, decimos adiós al Peloponeso. Pero no a los lugares bellos y mágicos. Nada más lejos de la realidad. El sexto día de nuestra ruta en coche por Grecia nos lleva a Delfos, a unos 250 kilómetros de Olimpia. Decían los antiguos griegos que allí se hallaba el centro del mundo, y algo de razón debían tener. Una visita obligada es el Templo de Apolo, donde está el Oráculo de Delfos, con capacidad para 5.000 personas y antaño el lugar en el que las sacerdotisas trataban de adivinar el futuro. Tampoco te pierdas el estadio. Después, ponte calzado cómodo y recorre a tu aire la zona arqueológica, controla el tiempo porque paseando por ella se te puede ir el día sin darte cuenta. En el Museo Arqueológico está la Auriga de Delfos, una bella escultura de bronce en honor a una victoria en los Juegos Píticos. Como en el caso de Olimpia, te recomendamos dejar tiempo para visitar la parte natural. Para volver a respirar hondo en la naturaleza de Agioi Pantes, con recomendada finalización en los lugares costeros de Itea y Galaxidi. Si has manejado bien tus horas, te dará tiempo a volver a Delfos y admirar la ciudad en algún bar panorámico mientras degustas la mejor cocina griega.
Día 7 Delfos – Meteora – Kalambaka
En este antepenúltimo día (penúltimo de ruta como tal), haremos el recorrido más largo: 541 kilómetros. Llegamos a Kalambaka, puerta de entrada a la región de Meteora. Y si pensabas que las emociones ya habían terminado estabas muy confundido. Sobre las rocas, allá (tranquilo, ahora estarás ahí) se erigen unas construcciones. Parecen nacer de la nada, sostenerse en el aire. Son una veintena de monasterios construidos para protegerse de los ataques turcos. La imagen embelesa por lo alucinante y hace pensar cómo es posible conseguir crear eso en los tiempos en los que lo hicieron. La humanidad nunca dejará de sorprendernos. De los 20 quedan 13 en pie y se pueden visitar seis. Lo mejor, si tu forma física es decente, es hacerlo andando, pero si lo prefieres también lo puedes hacer en coche. Cada monasterio cierra un día de la semana diferente, así que infórmate con antelación. Toda la zona fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO. El monasterio más grande es del de La Gran Meteora, también es el que está más alto, a 415 metros. Y no hay mejor manera de llegar a él que a través de un túnel por el interior de la roca. El que más reliquias conserva en su seno es el de Agios Stéfanos y desde el de Roussanou tendrás unas preciosas vistas del valle. Disfruta de ellos, de la zona, del aire, del paseo… Disfruta que esto se va acabando.
Día 8 Kalambaka – Atenas
Si dejaste algo pendiente ayer en las rocas, es el momento de recuperar el tiempo perdido. Si no, súbete al volante. Por delante te esperan cuatro horas de viaje para regresar a donde empezó todo. No te asustes, es un camino plácido y trufado de paisajes ahítos de beldad. Para, fotografía, piensa, sueña… Y en Atenas, pues tú sabrás que dejaste sin ver. Hay tanto. Quizá la Academia de Platón, el Parque de Nea Filadelfia, alguno de los museos que antes recomendábamos... Los barrios de Anafiótica o Exarquia… Ah, que se nos olvidaba, ya está: despídete de Atenas desde la colina de Filopappos. Mira por última vez la Acrópolis. Por la noche (tú sabrás cómo llevas las resacas en los vuelos), la marcha en el barrio de Gazi está asegurada.
Día 9 Atenas – Ciudad de origen
Todo lo bueno se acaba. Y lo buenísimo parece que lo hace más rápido aún. Vete pensando en volver, porque hay mucho que ver en Grecia. Súbete al avión feliz por ser parte de lo que somos y de lo que fuimos. Por haber pisado lugares que son historia pura de la humanidad. La cuna de todo ha estado a tus pies. Y, por supuesto, márchate pensando en el próximo, aunque quizás haya que trabajar un poco antes, ¿no? ¿Dónde quieres ir? ¿Repetir Europa?, ¿quizás América, Oceanía? El mundo está lleno de destinos. Viaja, porque viajar es salud. Viajar es vivir.
Consejos en ruta
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Reserva con antelación la visita a los lugares más turísticos o te verás obligado a esperar grandes colas. También puedes comprar paquetes de entradas para varios lugares.
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Viaja a Grecia en primavera u otoño. Encontrarás mucho menos turismo y una temperatura más agradable.
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Bebe agua del grifo, no hay ningún problema por ello, es más, en muchos restaurantes puedes evitarte pedir bebida, ya que te pondrán una jarra de agua gratis.
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Lleva dinero en efectivo: en algunos sitios puede que no tengan para cobrar con tarjeta y también hay posibilidades de que no haya dinero en el cajero.